Se nos ha dejado saber desde hace décadas los peligros que implica infectar y contaminar la atmósfera terrestre con el monóxido de carbono, los gases que expiden a través de sus tubos de escape los automóviles, los venenos humeantes que emergen cada día a través de las chimeneas de las fábricas, y el agua contaminada por radiación que las centrales nucleares dejan correr hacia ríos y océanos.
Estamos perdiendo a través de siglos lo que fue el aire puro en un proceso que se inicia con la primera locomotora a vapor alimentada con carbón en los albores de la llamada revolución industrial que se inicia en Inglaterra en 1760.
Actualmente los gobiernos de las potencias industriales del hemisferio norte, entre ellas los Estados Unidos, Rusia, India, China son las que más contaminan los cielos, pero a la vez experimentan las nefastas consecuencias del calentamiento global o del “efecto invernadero” ya explicado a la opinión pública a empresas y gobiernos que no han querido entender este riesgo para el planeta y no afectar las ventas y los negocios de las gigantescas empresas.
La super producción de automóviles, uso y abuso en los Estados Unidos de vehículos accionados con gasolina, ha sido considerada como una de las causas más importantes en esta contaminación que puede llevar a la extinción de la civilización que conocemos y hay una siniestra y peligrosa relación entre la cantidad de vehículos motorizados y el aumento del monóxido de carbono y el efecto invernadero.
Las estadísticas muestran que el estado de California tenía en 2021 la cantidad de 14,268,528 millones de vehículos en sus calles y carreteras, pero actualmente sufre enormes inundaciones provocadas por lluvias torrenciales, aluviones, incendios forestales, y prolongadas sequías.
El estado de Florida cuya capital Miami y ciudades costeras podrían quedar sumergidas debido a la subida de los niveles de las aguas de los océanos, reportaba para 2021 la cantidad de 7,853.979 millones de automóviles.
El estado de Texas, campeón en la producción del petróleo tiene circulando a 7,784.067 millones de autos y sufre actualmente calores que superan los 107 grados Fahrenheit.
El estado de Nueva York también afectado por inundaciones reporta en sus caminos y carreteras la cantidad de 3,112.030 millones de autos y vehículos motorizados, mientras que el pequeño estado de Connecticut en el 2020 tenía en sus vías de tráfico 1,211.171 millones de coches y vehículos pesados.
El gran dilema para esta civilización es disminuir la cantidad de motores que impregnan la atmósfera con humos tóxicos, pero ésta es una opción imposible en una sociedad donde contar con un coche es un símbolo de estatus, una señal de independencia donde los padres e hijos tienen sus respectivos coche y estos son una herramienta para acudir a los trabajos o a la universidad en invierno o durante los ya extremadamente calurosos días de verano.
Por ahora las autoridades de los Estados Unidos informan que las 40 gigantescas compañías productoras de automóviles en las que se incluyen coches importados desde Japón, Inglaterra, Alemania, Francia, Italia, además de las que producen las empresas estadounidenses, continúan sin parar su febril negocio y no existe ni a corto, mediano o largo plazo la posibilidad de que estas entidades cesen voluntariamente la producción para librarnos de los tóxicos que salen diariamente por los millones de tubos de escape.
El coche eléctrico es una esperanza, pero significaría para estos grandes consorcios variar totalmente su sistema de producción, son muy caros, y nadie ha escuchado algún atisbo de compromiso para regulat estos multibillonarios negocios.
La buena noticia para las compañías, pero no para nosotros los que adquirimos los coches, es que en Estados Unidos la venta de vehículos aumentó un 13% durante la primera parte de este año 2023. De enero a junio se vendieron 7.7 millones de autos especialmente los producidos por la General Motors, Honda Motor y Hyundai Motor.
Ahora, y esto no tiene nada que ver con los deseos de crear pánico, estamos y estaremos experimentando las consecuencias mientras nos distraemos pensando en los futuros viajes a alguna de las lunas de Júpiter, la presencia de creaturas extraterrestres, la posibilidad de mas de un universo, las guerras interminables, y los incendios forestales.