El arte de hablar generalidades que no se enfocan en los problemas reales que vive Hartford la capital del estado, se llama demagogia y es una palabra que nos legó la antigua Grecia y que en un comienzo tenía que ver con la democracia y planes positivos para sostenerla.
Con el paso de los años, y en el mismo país donde se generó este concepto, los políticos y personas en el poder comenzaron a usar promesas que satisficieran a los votantes, aunque cuando llegaban a la cumbre no las cumplían.
La palabra demagogia se ajusta muy bien a lo que ofrecen o prometen los gobernantes de Puerto Rico a quienes nuestro colega Limeres pone en evidencia.
Ya en otros países hay inclusos chistes acerca de la forma de prometer cualquier cosa que le pueda traer beneficios electorales a un candidato. Se dice de uno que dio su palabra en un discurso diciendo, “si soy elegido les construiré el puente sobre el río. Uno de los asistentes le gritó, “pero señor candidato si es que en este pueblo no hay ningún rio.” El candidato respondió enseguida y sin arrugarse. “Entonces yo también les construiré un rio.”
En la actual campaña para alcalde de Hartford donde se postulan nada menos que ocho candidatos no se escuchan programas específicos sino que afirmaciones tales como “yo soy un buen padre de familia y buen vecino,” “deseamos que a las mujeres se nos escuche,” “yo he sido un exitoso legislador que conozco como se mueve el sistema con los cabilderos,” “a mí quizás no me conozcan mucho, pero les prometo que soy bueno para la política,” o, “yo nunca he dependido en mis campañas políticas de los contratistas irlandeses e italianos que controlan las construcciones.”
Sin embargo, hay por ahora UN candidato en tantas décadas a quien se le ha ocurrido la buena idea de hablar de cosas reales y no de la construcción de puentes sobre ríos que no existen.
Este candidato es el reverendo J. Stan McCauley.
Stan no está vinculado a cabilderos, contratistas ni empresarios como es el caso de los candidatos Arunan Arulampalam y el senador John Fonfarra.
En esta campaña le acompañan su esposa, sus hijos, familiares y simpatizantes quienes caminan incansables por los vecindarios, golpeando puertas.
También le he visto PRESENTE en los momentos en los vecindarios del norte de Hartford y en el sur de la ciudad decenas de familias se han reunido para expresar su tristeza por haber perdido a sus hijos, hermanos o familiares baleados por las pandillas de traficantes de drogas. Esta lacra y estigma social actúa sin que caigan a la cárcel los verdaderos peces gordos que dirigen el negocio ilegal de venta de fentanilo, heroína, morfina, cocaína y otras drogas.
Aunque McCaunley no ha recibido dinero en las cantidades que ha obtenido Fonfarra, es decir más de 350,000 dólares, pagó en un periódico de Hartford cuatro paginas con un material que me sorprendió agradablemente y que no había visto en otros eventos electorales donde en los panfletos se publican títulos en letra grande que rezan: “Yo apoyo a la educación para el pueblo,” “Construiré más viviendas para los pobres,” “Le pondré un alto a la violencia,” “Traeré inversionistas Hartford,” y otras promesas demagógicas y vacuas.
Me impresionó cuando McCauley ofreció en estas cuatro páginas acciones reales que llevará a cabo si es elegido para la alcaldía en una ciudad cuyas autoridades se ha caracterizado en proveer inversiones y dinero de los impuestos ciudadanos, del estado y del gobierno federal para ampliar fundamentalmente el centro de la ciudad.
He aquí lo que McCauley plantea en la crítica área de la educación donde Hartford tiene una Junta de Educación en vía a la bancarrota.
“Ampliar el apoyo a los maestros. Nuestro sistema actual está frustrando y prácticamente quemando a quienes enseñan en un salón de clases. Comencemos una conversación para trabajar de común acuerdo con los sindicatos. Cuando un maestro firma un contrato para enseñar, lo hace para instruir por seis o siete horas seguidas con la idea de recibir a cambio un salario y el apoyo que necesita en un salón de clases de una escuela en Hartford. Trabajaré codo a coco con los maestros y la administración, además del sector privado para reunir más recursos y de esta manera permitir que los maestros se puedan enfocar en su tarea de enseñanza que es lo que ellos aman y para lo que se han preparado.”
“Promover planes para implementar el éxito de los estudiantes. Los planes para graduarse de cuarto año medio no son suficiente. Nuestros estudiantes deben graduarse con un plan específico que debe ser creado con la ayuda de adultos residente en Hartford deseosos y dispuestos a cooperar y con personas provenientes del sector privado que pueden orientar a las futuras generaciones en los trabajos del futuro.”
“Debemos exponer a los estudiantes a los que denomino “Directores de Sueños Positivos” y a expertos en el desarrollo de jóvenes para que estos expandan su curiosidad, establezcan propósitos, den cursos a la imaginación y revelen su potencial ilimitado. Estos expertos adiestrarán a los estudiantes para llegar a ser líderes al relacionarse e interactuar diariamente con sus compañeros. Esto cambiará radicalmente la cultura de las escuelas.”
“Nuestros estudiantes no están avanzando y debemos proveer apoyo adicional para que lo hagan. Las comunidades y vecindarios deben agruparse y proveer un verdadero ejército de recursos académicos y cívicos para presentarlos a los estudiantes.”
Frente al problema del control de la violencia y delincuencia, McCauley plantea lo siguiente:
“Establecer sistemas de apoyo abierto y comunicaciones que se caractericen por su consistencia y firmeza. Instituir sistema fuertes que eleven y ponga de manifiesto la importancia de las comunicaciones entre todos los departamentos de la ciudad, permitiendo más coordinación, permanencia y solidez en los servicios. Esto también conlleva como PRIORIDAD el CONECTARSE con municipalidades vecinas a Hartford como también con entidades del estado y del gobierno federal.”