Por Roger Senserrich
Hace dos años, en la ceremonia para firmar la ley estableciendo una subida del salario mínimo en Connecticut a $15 la hora, el Gobernador Ned Lamont dijo, entre los aplausos del centenar largo de trabajadores en la audiencia, que la ley era una cuestión de “tratar a los trabajadores con respeto”.
Lamont tenía razón reconociendo la dignidad y el esfuerzo de los cientos de miles de trabajadores en Connecticut que vieron sus ingresos aumentar gracias a la subida del salario mínimo. Para muchos empleados, sin embargo, la subida del salario mínimo ha sido sólo una ayuda parcial. Aunque ganan más dinero, muchos no siguen sin saber cuántas horas van a trabajar, ni cuándo les llamaran para su próximo turno.
Según un estudio publicado recientemente por Daniel Schneider (Harvard) y Kristen Harknett (UC Berkeley), casi dos tercios de los trabajadores en el sector servicios en Connecticut tienen horarios irregulares o variables. Un porcentaje similar dice mantener su agenda abierta durante la semana en caso de que le llamen a trabajar. Sus jefes muy a menudo les obligan a ello; una cuarta parte dice que han estado “en espera” el último mes. Más de la mitad no sabe cuántas horas van a trabajar durante las próximas dos semanas, ni cuánto dinero van a ganar.
De forma más significativa, una mayoría abrumadora de los trabajadores encuestados (74%) dice que les gustaría tener horarios más estables predecibles. Sí, el salario mínimo ha aumentado, pero esto puede servir de bien poco si tu jefe no te da horas ni te dice cuándo vas a trabajar.
Para alguien trabajando a tiempo parcial, intentando cuidar de sus hijos y su familia, esto representa un problema importante. Para empezar, hace muy difícil combinar más de un puesto de trabajo. Si mi supervisor en Target, McDonalds o Chipotle no me dice cuántas horas voy a trabajar esta semana y sólo me dice si tengo un turno el día antes, es casi imposible que pueda combinar ese empleo con otro en otra empresa.
De poco sirve ganar $15 a la hora si esta semana no sabes cuántas vas a trabajar. Y eso sin ni siquiera pararse a pensar sobre los problemas para encontrar a alguien que cuide de los hijos en el último momento, o tener que cancelar visitas al médico, o no poder ir a clase.
La realidad es que amplia mayoría de trabajadores a tiempo parcial (64%) decían que les gustaría trabajar más horas, sea en su puesto actual, sea en otro sitio. Muchos no pueden hacerlo, porque sus horarios son demasiado erráticos e impredecibles. Tenemos a miles de empleados que quieren trabajar más horas, pero no pueden hacerlo – porque sus empleadores les están haciendo la vida imposible con horarios sin sentido. Quizás es hora de darles esa oportunidad.
Eso es exactamente lo que hará una ley a punto de ser votada en la cámara de representantes estatal, S.B. 668.
La ley hace algo muy sencillo: simplemente exige que las empresas les digan a sus trabajadores sus horarios con al menos dos semanas de antelación. Si hay algún cambio de última hora (menos de una semana antes), tienen que compensar al empleado que ve sus horarios cambiados. La ley además exige que en caso de que una empresa necesita más turnos, debe ofrecérselos primero a sus empleados en vez de contratar a más trabajadores. La ley sólo sería aplicable para empresas con más de 500 trabajadores, que son, de muy lejos, las que más abusan de la práctica de tener horarios erráticos.
De forma significativa, estos derechos ya están recogidos en legislación vigente desde los años cincuenta. Las empresas los ignoran porque no hay mecanismos para quejarse o exigir su cumplimento. Gracias a S.B. 668, los trabajadores podrán denunciar cuando sus empleadores abusan de ellos con sus horarios.
La ley está a punto de ser votada en el capitolio, así que los animo a que visiten wfpus.org/FairScheduleCT y escriban un correo electrónico a tu legislador pidiendo que la apoye. No hay demasiadas leyes ahí fuera que puedan cambiar la vida a más de 140,000 asalariados casi de inmediato, pero esta ley sí puede hacerlo. Si queremos respetar a los trabajadores, también debemos respetar su tiempo. (Roger Senserrich, es Director de Comunicaciones del Partido de las Familias Trabajadoras de Connecticut)