Por Juan Daniel Brito
En nuestras ciudades y en la nación se intenta, con la oposición de los supremacistas blancos, recrear la historia en la cual la vida de los esclavos casi se desconoce, ignora y por supuesto, las atrocidades cometidas en contra de esta raza.
Caminando por la calle North Main en West Hartford, llaman la atención las lápidas de piedra desgastadas por el tiempo del Old Center Burying Yard, antiguo cementerio aledaño al vibrante centro comercial de West Hartford. Este espacio es una verdadera lección de historia porque allí hay una lápida correspondiente a la tumba de la familia Webster, apellido proveniente de Inglaterra y traído por exiliados de las colonias puritanas.
West Hartford se separa de Hartford en 1713 después de haberse consolidado como un pueblo independiente en 1679 y de acuerdo con los documentos de la época, en 1719 un residente vendió al naciente poblado, la cantidad de cinco acres rectangulares para ser utilizados como el cementerio local, el primero en el área y donde hay unas 155 tumbas ahora claramente identificadas.
Observando las tumbas, además la de la familia Webster, se agregan otras donde en letras grabadas en piedra incluyen el nombre de la persona sepultada, la causa de su muerte, la fecha de nacimiento y del fallecimiento. Hay nombres de capitanes de barcos, una enorme roca con una placa de metal donde se reconoce a soldados franceses combatientes a favor de las colonias en contra de los ingleses, el nombre de viudas de connotados vecinos, madres que fallecieron durante el parto, tumbas de niños y otras que proveen la historia de quienes murieron en los inicios de West Hartford.
Sin embargo, en un rincón apartado del camposanto localizado en el número 30 de la calle North Main; llama la atención una pequeña lápida con el texto grabado en piedra “Memory of Bristol a native of AFRICA, died March 8, 1814. Aged 83 years.” (A la memoria de Bristol, un nativo de África, fallecido el 8 de marzo de 1814 a la edad de los 83 años).
El nombre de este hombre africano es uno de los pocos conocidos en los cementerios de europeos blancos dentro del infame sistema de la esclavitud. La segregación racial existía en los campos santos y se desconoce si otros esclavos fueron enterrados en reservaciones aisladas del resto de las tumbas de sus amos, pero con sencillos epitafios de madera ya destruido por los siglos.
El caso de Bristol, también conocido como Bristow, Bristo o Bristoll, es excepcional.
Hubo esclavos en Connecticut y la Nueva Inglaterra provenientes quizás de una primera importación de 19 africanos que arriban en un barco ingles en 1619. Los ingleses habían capturado un barco portugués utilizado para este vil y vergonzoso comercio humano, y traen a los cautivos a Jamestown en Virginia. A esta primera importación de tráfico humano, proseguirán otros y en uno de ellos habría llegado Bristol.
A partir de 1650 hicieron su forzado arribo a las colonias inglesas y más tarde los estados del sur de los Estados Unidos, 10.2 millones de esclavos provenientes del continente africano, específicamente Senegal, Gambia, Guinea Alta, Liberia y la Costa de Marfil, entre otras regiones.
Aunque la cantidad de esclavos en Connecticut se desconoce a cabalidad y al no existir cementerios para estos condenados a la crasa explotación en los campos de producción de algodón en las colonias del sur, el caso del esclavo Bristol es único.
Por las crónicas de aquel tiempo, se sabe que perteneció a Thomas Hart Hooker y era un experto agricultor que puso en práctica sus destrezas, dándose a conocer a los colonos ingleses de West Hartford.
A diferencia de los esclavos del sur, ejercía trabajos para otros puritanos del pueblo de West Hartford recibiendo dinero por sus servicios muy bien valorados en una época donde la agricultura era la clave de la sobrevivencia en una región de largos inviernos y breve periodo para la siembra y las cosechas.
Se sabe que, a la usanza de aquellos tiempos en la guerra por la independencia de las colonias, los dueños de esclavos les enviaban representando al amo o la familia en los campos de batalla, y este sería el caso de Bristol, destacándose en la guerra contra los ingleses.
Posteriormente Bristol fue capaz de ahorrar dinero y comprar su libertad por sesenta libras de parte de su amo Thomas Hooker. Pero esto no es lo único que hace de Bristol alguien especial. En 1778 consigue adquirir 3 acres de tierra en el área de Bristol transformándose en un propietario. Hecho inusual con las crueles condiciones de los estados del sur.
Connecticut se había destacado por implantar un sistema gradual de abolición de la esclavitud. El primero de marzo de 1784, los niños y niñas nacidos de padres esclavos se podrían convertir en esclavos libertos al cumplir los 25 años.
La reputación de Bristol, sus destrezas agrícolas y su inteligencia, le ayudan a salir del cruel anonimato de otros esclavos, consigue su libertad, recibe protección como ciudadano libre y termina estableciéndose de un modo independiente en Connecticut vendiendo sus destrezas en el domino del agro.
Se desconoce si tuvo esposa o hijos, o su lugar de nacimiento en África. Los esclavos llegados de ese continente no tenían nombres ni apellidos y se les conocía por un nombre o apodo adquirido y asignado por sus amos en una paradojal ceremonia del bautismo. Otros adquirirían los apellidos de sus amos, como es el caso del apellido Hayes.
Bristol pudo sobrevivir y cruzar el Atlántico en las brutales condiciones de transporte de esclavos donde un porcentaje moría debido a las insalubres condiciones en el interior de los barcos donde debían permanecer acostados bajo cubierta sobre infectos pisos de madera expuestos a enfermedades e infecciones, con pésima alimentación, epidemias y castigos corporales.
Al observar la tumba de Bristol, llama también la atención otra placa de metal en la que se reconoce su nombre y trayectoria vital, y la fecha de su muerte a los 83 años.
Los historiadores siguen indagando acerca de su vida, y se han confirmado datos provenientes de crónicas, cartas, y documentos de compraventa de propiedades.
Gracias al proyecto The Witness Stones llevado a cabo el 2018, 42 estudiantes de la escuela Sean O’ Connor del pueblo de West Hartford estudiaron su caso y como conclusión de los estudios, pusieron una placa de reconocimiento en la tumba de Bristol. Hoy día, una de las escuelas de este sistema escolar lleva el nombre de Bristow, derivación del nombre Bristol.
Millones de otras vidas de esclavos importados desde el África se desconocen, al igual que el lugar de sepultación.