El 2015 y 2016 fue un periodo en que pillos y compañías irresponsables cogían de bobos a las autoridades de la ciudad capital y para recordar los extraños acontecimientos vale la pena introducir este tema con el caso de dos sujetos que se hicieron pasar como expertos en el deporte soccer quienes trajeron ante ciertas autoridades, una propuesta para renovar el estadio de soccer aledaño al parque Pope.
Se cometió el error de darles dinero adelantado y las promesas del inicio de los trabajos comenzaron a demorarse al punto en que el asunto lo investigaron los medios de prensa local.
Los dos tipo asociados con un personaje peculiar que se las daba de experto en este tipo de proyectos resultaron ser unos embusteros que habían dado credenciales falsas como atletas y expertos en soccer mencionando además como referencia a un club al que nunca pertenecieron.
También se supo que uno de ellos que creemos aun esta en la cárcel, invitó a sus amistades y familiares a su boda en Jamaica con todos los gastos pagados, incluido el pasaje aéreo.
El dinero que se les había dado como anticipo para subcontratar otras compañías no apareció y ya Hartford logró una mala reputación porque los chavos de los que pagamos impuestos se gastaron para que el delincuente comprara automóviles del año, una mansión en los suburbios y otras distracciones. Era y eran con sus asociados simplemente unos estafadores, tramposos, charlatanes, y embaucadores con licencia que fueron enviados a prisión.
Por allí mismo vino el controversial proyecto de crear un estadio de beisbol en Hartford el cual también tuvo rasgos de misterio.
Una liga de la ciudad de New Britain decidió entrar en conversaciones secretas con el ahora exalcalde Pedro Segarra quien se comprometió a construirles un estadio y abrirle los brazos al equipo Yard Goats, cuyos líderes en las secretas negociaciones, pactos y convenios era la familia Salomón. Allí comenzó el compromiso de la ciudad de construir un coliseo para 6,000 espectadores dedicado al béisbol
Dos compañías llamadas para los efectos legales DoNo Hartford y Center Plan fueron contratadas durante el periodo cuando era el alcalde Hartford Pedro Segarra. Los trabajos de construcción del estadio comenzaron poco a poco a retardarse y estas dos compañías pedían más dinero excediéndose en lo solicitado en la propuesta debido a asuntos que calaban en lo absurdo si hablamos de una negociación seria y profesional.
Center Plan no habían considerado la adaptación de la vereda que pasa frente al estadio y aumentaron los costos iniciales. Por otra parte, técnicos del municipio notaron que las aposentadurías eran inadecuadas y hubo que hacer recortes en el presupuesto eliminando el techo y camarines.
Todos estos retardos y excusas comenzaron el mismo año 2016 y la entrega de la obra tuvo que postergarse hasta el 2017 y continuaban las fallas en el proceso de construcción que demostraba que las compañías contratadas no daban pie con bola.
Segarra había llegado a un acuerdo con los Yard Goats para iniciar la temporada en el 2016 pero las autoridades se dieron cuenta de que DoNo Hartford y Center Plan no cumplían y extendían indefinidamente la solución de la construcción del estadio.
Todos estos hechos se daban también en el contexto del secretismo con el cual Pedro Segarra había llegado a acuerdos con la familia Salomón para que estos, sin anunciarlo ni siquiera por cortesía a la alcaldesa de New Britain, dejaban su compromiso con esa ciudad que les había acogido.
Al mismo tiempo aparece en la agenda el nombre para el coliseo donde también Segarra llega a un acuerdo con la compañía Dunkin’ Donuts para que ésta instalara un tremendo anuncio en la parte superior del estadio por un tiempo no determinado y pagando una cantidad hasta ahora desconocida. De allí viene el nombre de estadio DD.
Segarra pierde la elección para extender su mandato y entra en acción el nuevo alcalde Luke Bronin quien, a poco comenzar su primer periodo, despide a DoNo Hartford y Center Plan por su irresponsabilidad en completar el trabajo en los plazos estipulados, la tendencia a exigir dinero extra al de la propuesta original y a la paulatina eliminación de partes concebidas en la primera propuesta como es un techo y más vestuarios.
Es durante el gobierno de Bronin que finalmente con nuevos contratistas se finalizan los trabajos y comienzan los primeros juegos del torneo en que participan los Yard Goats.
Enojados porque les habían despedido por irresponsables, DoNo Hartford y Center Plan tuvieron la osadía de demandar a la ciudad capital porque se les sacó del plan de construcción tanto del estadio, como el de un proyecto de construcción de comercios, tiendas y condominios y departamentos alrededor del coliseo. Los despedidos pedían una indemnización de 90 millones alegando que se les había sacado del plan de un modo injusto, indebido e indigno. Pero ¿qué más querían o esperaban?
Finalmente, el Juez Thomas Moukawsher, considerando el veredicto de un jurado no acepta las restricciones que DoNo Hartford y Center Plan solicitaban para la continuación de los trabajos de construcción y desarrollo alrededor del estadio y autorizó que la compañía RMS prosiguiera los trabajos por tanto tiempo retardados.
Ahora y a pesar de sucesivos fallos, los irresponsables, informales e inconstantes a quien se les despidió por no completar los trabajos del estadio que acomoda a 6,100 espectadores y que ha sido bien aceptado por los aficionados al deporte y al público, están nuevamente demandando para que les entreguen el trabajo del edificio de condominios, departamentos y centros comerciales que estaban en la propuesta original.
La compañía RMS que, si ha cumplido la primera fase con un valor de 70 millones para construir 270 departamentos, un estacionamiento para 330 automóviles y 11,000 pies cuadrados para centros comerciales, se esta preparando para concluir una segunda fase.
Los demandantes DoNo Hartford y Center Plan con oficinas en Glastonbury quieren exigir que RMS interrumpa los trabajos para que ellos, a los que botaron, lo continúen.
Las autoridades de la ciudad y el equipo legal han calificado las acciones y demandas de estas dos compañías como irresponsables. Muchos en la ciudad piensan que sufren del síndrome del descaro, frescura y desfachatez.