En Connecticut y los Estados Unidos, específicamente en el pueblo de Brookfield, se dio el único caso en que la defensa de este sujeto que asesinó a Alan Bono, dueño del departamento donde vivía, presentó en el tribunal como argumento atenuante que Cheyenne Johnson había cometido el homicidio porque estaba “poseído por el demonio.”
El caso se hizo famoso nacionalmente por la frase esgrimida por el culpable en Corte: “El demonio me llevó a hacerlo.”
Finalmente, el sujeto fue condenado el 24 de noviembre de 1981 a una pena que fluctuaba entre los 10 y 20 años en prisión de los cuales solo cumplió cinco.
Sin embargo, la extravagante e increíble historia motivaron a un escritor y a un cineasta a filmar y presentar en el cine y la televisión la película “The Conjuring: The Devil Made me do it,” aun en cartelera en las redes sociales.
Curiosamente y ya en el siglo XXI vale la pena recordar que esta es una creencia medieval en la que un demonio, diablo, o satán han ingresado al cuerpo y alma de un ser humano transmitiéndole la maldad, pecados, perversidad, crueldad, inmoralidad y satanismo afectando tanto al individuo invadido por las fuerzas del mal como a su medio ambiente.
En la Biblia, Nuevo Testamento, se relata el encuentro de Jesús con un “poseído” que se le aproxima cuando con sus apóstoles llegan a una orilla del lago de Cafarnaúm y al cual Cristo le cura y le envía de regreso a su comunidad para hablar del milagro.
Hay muchos ejemplos como este en la tradición judaico-cristiana que todavía prevalece en la conciencia de muchos creyentes de fuerzas sobrenaturales y que ha sido bien aprovechada por la industria cinematográfica de Hollywood con títulos tales como “El Exorcista” basada en un libro escrito por un exjesuita y las novelas de Stephen King, entre muchas otras mentes creativas que utilizan el tema.
Se desconoce si el asesino Arne Cheyenne Johnson fue o no sometido a un exorcismo, otro tema usado por los cineastas y escritores.
¿Qué hay de cierto en los Milagros?
El cinco de marzo de este año el sacerdote católico Joseph Crowley dijo que las hostias se multiplicaron espontáneamente en uno de los copones cuando oficiaba una misa en la iglesia San Tomás en el pueblo de Thomaston en Connecticut. Expresó que la cantidad de hostias no eran suficientes para quienes comulgaban y que allí ocurrió el milagro de la multiplicación espontánea.
Esto habría sucedido durante el ritual de la conversión del vino y de las hostias en la sangre y cuerpo de Jesús.
La versión del padre Crowley correspondería a la definición de milagro que es un evento, signos, maravillas o expresiones que demuestran la presencia y grandeza de Dios.
Sin embargo, la iglesia católica romana tiene un protocolo para aceptar un hecho milagroso estatuido en el derecho canónigo cuyas reglas estipulan la designación de otro clérigo versado en este cuerpo legal quien analiza el evento antes de enviarlo al Vaticano que a través del decanato de la doctrina de la fe (ex inquisición), determina darle o no seguimiento al acontecimiento y declararlo milagroso.
Lo interesante del caso es que ya en Roma la iglesia designa a quien se denomina “abogado del diablo,” una forma de fiscal, para contradecir las afirmaciones de la existencia del milagro.
Milagros recientes y en vías de investigación son dos acaecidos en Polonia en los años 2008 y 2013, y uno que sucedió, de acuerdo a testigos en Argentina donde se afirma que restos de hostias que son de color blanco en un copón se tornaron espontáneamente en rojas, sucesos que también se consideraron milagros en el 2006 en Tixtla, México.
Milagros aprobados por la iglesia católica romana
El acaecido el 13 de octubre de 1917 ante unas 70,000 personas que se agruparon en Fátima, Portugal porque la Virgen María habría anunciado a unas pastorcitas un portento que ayudaría a promover la fe.
De acuerdo a las crónicas aparecidas en periódicos, fotografías y durante la investigación que llevo a cabo el gobierno, los asistentes a la demostración vieron como el sol se movió en el cielo de un modo inusual provocando pánico en los asistentes.
Otro milagro aprobado por el Santo Oficio de Roma fue el de la aparición de la Virgen María el once de febrero de 1858 en la cueva de Massabielle en Lourdes, Francia, a la pastorcita Bernardette Soubiros de 14 años. Una corriente de agua que surge de la cueva ha tenido, de acuerdo a los investigadores eclesiásticos, poderes de sanación calificados por la iglesia como milagrosos.
Este prodigio ha sido refrendado como auténtico por varios papas, entre ellos Pio IX y recientemente por al Papa Francisco.
En el siglo XXI cuando en el mundo se han desarrollado las ciencias, la arqueología, y la tecnología, está predominando una tendencia secular, profana y escéptica que ponen en duda la credibilidad de estos eventos que en siglos pasado se consideraron milagrosos.