Las noticias provenientes de los estados afectados por un inclemente calor que asciende por casi dos semanas consecutivas a más de 100 grados llegan a nosotros por la variedad de medios de comunicación social, las redes y noticias de familiares. Pero también a través de lo que cuentan la visita de familias que buscan un reposo y sosiego de las prolongadas y elevadas temperaturas que a modo de ejemplo se han dado en Phoenix, Arizona con días y días a 110 grados Fahrenheit y también Houston, Texas, con semanas de calores intensos entre 110 y 120 grados Fahrenheit.
Si bien las olas de calor veraniego han sido una características de estados del sur de Estados Unidos tales como Oklahoma, Arkansas, Luisiana, Alabama, Mississippi, Nuevo México, Florida y Arizona; los nuevos récords de veranos más ardientes se han transformado en un peligro para la población de adultos mayores, niños, cachorros, la flora y la fauna.
Este inusual fenómeno se atribuye al efecto invernadero y el brutal inicio del calentamiento global del planeta para los cuales los seres humanos y la actual civilización no estamos preparados.
Agréguense a estos factores globales el acelerado derretimiento de las masas de hielo de los polos de la tierra y los efectos del fenómeno climático El Niño, al que se atribuye la desaparición de pasadas civilizaciones.
Estas nuevas realidades han afectado a visitantes que han buscado refugio en Connecticut y es el caso de Marta Ruiz Cuebas que arribó la semana pasada con dos de sus nietos al aeropuerto Bradley de Connecticut. Allí la esperaban sus hijas Amalia y Jesusita con sus esposos y otros nietos que les dieron una cálida bienvenida en el nuevo edificio del terminal internacional Bradley con aire acondicionado, espacio y sin multitudes.
“Es difícil expresar lo que estamos viviendo en Houston soportando calores, con sorpresivos cortes de luz, durmiéndonos con calor y despertándonos como si fuera una pesadilla porque eso es un horno,” dice Marta de 68 años quien ha vivido en Texas por más de dos décadas y cuya profesión es enfermera.
“Yo ya no camino como antes porque los meses de verano en Houston siempre han sido caluroso y quienes si lo hacen deben hacerlo antes de las siete de la mañana porque las temperaturas estan ya a 90 grados. Hemos tenido que acostumbrarnos a cocinar verduras y ensaladas evitando el uso del horno y la cocina que recalientan más el ambiente. Todo se debe hacer con las puertas y ventanas cerradas y los muros de los hogares se mantienen ardientes, como asimismo la ropa de cama,” nos explicó después de dos días en estadía en Hartford.
“Por fin con mis nietos de siete y doce años hemos podido dormir y la ola de calor que acaba de pasar que superó en Connecticut los 95 grados y con humedad nos afectó, pero luego vino la lluvia y noches cuando las temperaturas bajó a los 75 grados,” dijo Marta agregando que han podido ir al parque Elizabeth y han sido capaces de descansar bajo el verdor de los árboles.
Según esta visitante, la situación en Houston y otras ciudades de Texas se ha hecho insoportable y durante el día hay que permanecer bajo techo, bebiendo agua y manteniendo trozos de hielo en el cuello y la cabeza.
Por otra parte, y desde Phoenix, Arizona, la pareja compuesta por Mario Olivos y Jasmín Salas llegaron también a una residencia de amigos que como Mario son empleados a los que se denomina trabajadores nómades que llevan a cabo sus labores con sus computadoras y sus compañías tienen pertenecen al rubro de operaciones digitales, seguros, y contabilidad.
“Se nos denomina ahora nómades porque tenemos la facilidad que otorgan algunas empresas de permitirnos trabajar desde distintos sitios en USA. En mi caso, debo viajar cada dos semanas a Phoenix, pero estoy buscando un empleo en Connecticut. Mi esposa es maestra y ya leyó ofertas de empleo en Hartford por lo cual es posible que nos establezcamos a la espera de nuestro primer hijo,” nos confidenció Mario quien ya consiguió un departamento de un cuarto en el Oeste de Hartford y confiesa que ha sido un paraíso poder dormir con aire acondicionado porque al igual que en Houston, hay también cortes de energía eléctrica.
Aun cuando no hay estadísticas recientes en el Departamento de Motores y Vehículos de Connecticut, es ya notoria la llegada de automóviles de California, Texas, Arizona, Mississippi y otros estados con personas que se han convencido de que las condiciones climáticas no variarán y han visto a Connecticut con su verdor y vegetación un espectáculo que los anima.
“Venimos de áreas donde todo está seco, el aire caliente se hace irrespirable y aunque hay personas que se han acostumbrado debido a que sus ascendientes vivieron en estas zonas tórridas desde hace decenas de años, quienes nos habíamos mudado a Texas porque hay muchos trabajos disponibles tenemos menos resistencia y costumbre. Sin embargo, con mi esposa no podemos arriesgarnos a un clima tórrido y abrasador con tornados, tormentas tropicales, intensos vientos tibios y cortes de electricidad. Tenemos también familia en Massachusetts,” dijo Olivo frente a su computador comunicándose con amistades de Houston que quizás también emigren.
La región de la Nueva Inglaterra ha sufrido olas de calor, pero por ahora lluvias torrenciales e inundaciones han pasado a ser lo que probablemente nos acompañará en futuros veranos.
Ya el Gobernador Net Lamont y el senador Larson visitaron granjas al sur de Glastonbury donde las lluvias e inundaciones han afectado irremediablemente los cultivos y cosechas de área a las que el gobernador describió como el “corazón y el alma que han hecho de Connecticut algo especial.”
En Connecticut hay programas de ayuda monetaria y expertos que trabajan para remediar y precavernos de futuras emergencias tales como el desmadre de ríos y masas de agua, pero esta crisis global ha llegado repentinamente con singular apogeo.
Mario y Jasmín desean radicarse en nuestro estado y comenzar una nueva vida estableciéndose permanentemente para criar una familia.
En el caso de Marta que es una adulta mayor de 68 años, sus problemas de presión arterial y diabetes requieren de un clima menos riguroso y está explorando las posibilidades de establecerse con sus dos nietos en Hartford para aliviar la vida de su hija y yerno que en Houston viven la realidad para nosotros desconocidas de semanas de calor que no cesa y que según los expertos continuará de un modo hasta ahora indefinido.
¿Será esta movilidad dentro de los Estados Unidos y una inmigración interna la nueva situación demográfica a la que empuja el calentamiento global? ¿Estamos preparados?
Estas son las preguntas para gobernantes, las autoridades y para nosotros mismos.