Al cierre de la presente edición ya se respiraba por las calles de la ciudad y en los comercios una atmosfera colectiva más relajada después de los días inmediatamente posteriores a las pasadas elecciones del martes 3 de noviembre. Aun así y después de cuatro semanas en las cuales Donald Trump intentaba encontrar huellas de fraude para justificar ser elegido nuevamente como presidente por la Corte Suprema, el edificio se la fue derrumbando e incluso miembros de su partido parecieran de haberle convencido de que está haciendo el ridículo.
Finalmente, se ha puesto finalmente en marcha el proceso de traspaso del poder y la transición hacia un gobierno demócrata cuyo presidente es Joe Biden, exvicepresidente de Barak Obama y la vicepresidenta Kamala Harris. Se ha nombrado ya a las cabezas visibles de ministerios importante y personas allegadas a Obama y Biden van a iniciar el difícil camino de normalizar las caóticas relaciones internacionales para afianzar alianzas estratégicas con los países del Tratado del Atlántico Norte y apagar los múltiples incendios que produjo Trump que deseaba iniciar una guerra en contra de Irán y apoyar la dictadura de Vladimir Putin en Rusia.
Sin embargo y de acuerdo a Jack L. Spencer, historiador de la Universidad de Filadelfia hay peligrosas señales de que Trump se saldría con la suya y no tendría que responder a sus delitos en contra de la Constitución y las leyes de Estados Unidos.
“Para muestra un botón, Trump usando privilegios de la presidencia acaba de perdonar al general Flynn quien estaba involucrado en delitos de traición en contra de los Estados Unidos y favorecía los contactos financieros y políticos con Vladimir Putin. Del mismo modo el perdedor de las elecciones presidenciales continuaría perdonando a otros criminales y asociados, incluidos sus hijos involucrados en fechorías financieras,” dijo Spencer.
Para Matías Henríquez, abogado de inmigración en El Paso, Texas, Trump debería ser investigado y juzgado por crímenes de lesa humanidad en contra de hijos de inmigrantes sometidos a encarcelación alejados de sus padres y recibiendo abusos físicos y sexuales, incluidos el caso de niños y niñas desparecidos
Henríquez definió los crímenes de lesa humanidad como “aquellos delitos especialmente atroces y de carácter inhumano que forman parte de un ataque generalizado y sistemático en contra de la población civil para aplicar la política de un gobierno.”
“Desde su llegada a la presidencia en el 2017, Trump creo un ambiente de temor en la población inmigrante e incluso a latinos que contaban con autorizaciones para trabajar utilizando como elementos represivos a la policía de inmigración que tenía autorización para arrestar sin juicio previo y allanar hogares,” dijo Henríquez quien agrega que también atemorizo a la población afroamericana y latina utilizando y defendiendo los actos criminales de policías racistas, además de animar a grupos del KKK y Neonazis a los que describía como “gente buena,” en sus intentos de intimidar con amenazas a la población de color.
Lo mas grave de acuerdo al doctor Carlos Hinojosa es la conducta irresponsable y negligente de Donald Trump para lidiar de un modo efectivo con el control de la Pandemia.
“Intento enviar a sus trabajos a millones de empleados y trabajadores el pasado 12 de abril de este año sabiendo al peligro que les exponía y n ningún momento anima a los ciudadanos a usar protección, y atrasa la entrega de recursos para la adquisición de equipos de protección para el personal médico,” dijo Henríquez.
Los crímenes de lesa humanidad se definen y aplican bajo el gobierno de Trump como la segregación racial predicada públicamente por el presidente, y la persecución de determinados grupos de la población bajo el lema de Ley y Orden.
Trump tuvo planes de involucrar al ejército para apagar a sangre y fuego las protestas en contra de los asesinatos de ciudadanos negros e hispanos por parte de policías racistas, obligando a los altos mandos a desligarse de eventos en los cuales sus imágenes con el presidente pudieran ser utilizadas por su yerno Jader para reforzar su argumento de uso de la violencia de estado.
Por otra parte, Donald Trump utiliza a funcionarios de altos niveles de gobierno, como el director del Departamento de Justicia para condonar sus malas artes, acciones de venganza y colusión con potencias enemigas de los Estados Unidos.
Además de estos esfuerzos internos por oprimir a grupos de la población estadounidense, el presidente separa al país de organizaciones internacionales para lidiar con el grave problema del medio ambiente, retira a los Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud y abandona políticas de respeto a os derechos humanos.
Pero uno de los hechos mas obviamente ilegales del expresidente fue jurar en vano con una mano en la Biblia la declaración de los nuevos presidentes.
“Yo Donald John Trump juro solemnemente que cumpliré fielmente con las obligaciones que asumo en la Oficina del Presidente de los Estados Unidos y que con lo mejor de mis habilidades, voy a preservar, protegeré y defenderé a la Constitución de los Estados Unidos.
¿Cumplió Trump su promesa?
Para muchos estudiosos de su gobierno calificado por sus opositores como desgobierno, podría ser juzgado por crímenes de alta traición cuando jugaba un papel de aliado personal con Vladimir Putin, sus intentos de obstaculizar el pasado proceso electoral con mentiras, y negarse ha llevar a cabo un traspaso del poder.
Acaba de perdonar a un general acusado de mentir bajo palabra en una de las investigaciones acerca del papel de Rusia en los asuntos internos de los Estados Unidos, y seguirá perdonando, salvo que ya privado de sus privilegios de la presidencia, sus múltiples crímenes sean finalmente investigados.