Pregunta
Querida Tía:
Mis saludos desde esta pujante comunidad de Meriden donde habemos muchos fanáticos de la música folklórica de Montaña Adentro. Ya estamos preparando el güiro y las maracas para las próximas navidades que se avecinan rápidamente. Este año con pandemia o sin pandemia estaremos celebrando el hecho de que el nuevo ministro de educación de los Estados Unidos sea este muchacho Miguelito Cardona.
Mi esposo no es de Meriden, sino que, del hermoso pueblo de Bristol, le gusta mucho tocar guitarra y a mí, y no se pierde el programa de la estación hispana en que hay presentaciones musicales que se las recomiendo con trovadores tales como “El ruiseñor de la quebrá,” “Tico y su trío Los Desplegados,” y otros.
Lamentablemente, mi esposo está enfermo de los riñones y eso nos preocupa para las celebraciones. Germán estuvo afectado por unos cólicos que le hicieron ver brujas en bikini. ¡Pobre hombre! Estábamos hablando en la cocina acerca de este asunto de las demandas legales en contra del Trump, Steven “hediondo” Banner y el vejete Giuliani, cuando de repente se lanzó al suelo y comenzó a revolcarse gritando, ¡Ayayai! ¡Ayayai! ¡Ayayai!
Yo pensé que era una nueva canción mexicana donde se quejan mucho o un baile chileno, pero era el dolol. Ahora estará varios días, quizás semanas en el hospital ya que los cirujanos temen que haya que extirparle un riñón. “¡Oh, Dios Mio!
Lo que está sucediendo tía, es que estamos teniendo problemas con los visitantes que van a verlo ya que algunos se quedan por mucho tiempo y otros, como mi cuñado que dice que estuvo en premédica en Santo Domingo, se pone a discutir con los médicos y a fastidiar con las enfermeras y enterarse de las medicinas que le dan a mi esposo. Hemos averiguado que Juliao hizo solamente un curso de primeros auxilios y está convencido de que ser doctor es cáscara de coco.
A este punto, la situación se hace insostenible ya que, aunque hay límites para que los pacientes reciban visitas, mi esposo está constantemente abrumado por familiares y amistades que van a verle y que ni siquiera llaman previamente para setear una cita.
Yo me alegro mucho de la preocupación de la gente, pero en mi celular no para de sonar y hay un detalle que quisiera compartir con usted.
El otro día llamó una mujer que tenía la voz más ronca que una puerta cerrada y que preguntó, “Mira, podría hablar con papito.” Usted entenderá como me puse yo, y pa’seguida le pregunté que quien &*%#@ era ella. La tipa como que se enconchó y me cortó, sin embargo, mi teléfono registró su número y llamé de inmediato para aclarar el lío. Me respondió la misma mujer que me dijo que perdonara pero que había metido mal el dedo.
Sin embargo, una de mis comadres estaba el sábado en el hospital visitando a Germán y dice que cuando llegó, una tipa con minifalda que tenía la voz más profunda como si tuviera amigdalitis, estaba muy sentada pierna arriba en la cama de mi esposo. Apenas se asomó en la puerta con su sobrino, la mujer se paró, le dio un beso en la frente a mi esposo y le dijo, “que te mejores papito.”
Yo he tenido ganas de confrontar a Germán, pero el médico me ha advertido que no puede pasar sobresaltos ya que si le sube la presión le puede dar un infarto. El matasanos dijo que prohibirá que los pacientes se sienten en la cama del enfermo. Cuando he llamado al teléfono de la ronca, ahora hay un mensaje que dice que no pueden responder porque están ocupados.
La preocupación por la enfermedad de mi esposo, las llamaditas al celular, el problema con las visitas, y el caso de la ronca misteriosa me tienen muy confundida y me estoy cansando.
Por favor, responda mi carta porque Dios se lo agradecerá, y yo también.
Corina
Respuesta
Querida Cori:
Entiendo perfectamente este asunto que es más delicado que bailar zumba con taco alto. Primero, veremos la parte positiva de este rollo que me parece te está afectando seriamente el funcionamiento de las neuronas.
Por lo visto, tu esposo y tu familia son personas “muy queridas,” como dicen los colombianos; y la cantidad de visitas son nada mas ni nada menos que un reflejo palpable e intrínseco de cariño y de la preocupación infinita y genuina acerca de la salud de “papi.”
El problema está en lo difícil que es controlar la aparición de los visitantes que llegan a la hora que pueden y que, para ir, deben hacer sacrificios tales como gastar gasolina, pagar el estacionamiento, caminar desde allí hasta el hospital, y perderse un programa en el plasma como el nuevo capitulo de la telenovela “Te pillé con las manos en la calabaza de Nini.”
En este aspecto lo que puedes hacer es hablar nuevamente con las enfermeras y pedirles que les digan a los visitantes, y esto es para que tú no parezcas incordia, que, debido el delicado estado de salud del enfermito, las visitas con bembeteo no se pueden extender más de 10 minutos y que se pueden llevar a cabo solo los miércoles, viernes y domingo ya que los otros días está en tratamiento o exámenes que le dejan más cansado que un acordeón de ciego.
Con esto, tú podrás poner algo de control al asunto ya que cuando una está enferma, no le huelen ni las azucenas. Por otra parte, tanto el diagnóstico, tratamiento, o medicamentos de tu esposo son asuntos confidenciales y la única persona que puede tener esa información es el paciente y en este caso tú, que eres la esposa legitima por las tres leyes: la de Dios, la del Civil y la de la fuerza del suegro. Dile al intruso de Juliao que calle y descanse en paz.
En otras palabras, ningún averiguado o averiguada, personas conchudas, o gente que busca información solo para controlar; debe tener acceso a cuestiones médicas. Nuevamente, habla con la enfermera principal y dile que no le den información a nadie. Ya ves el caso del señor Trump que intentó mantener en secreto el que había perdido la virginidad cuando le hicieron una colonoscopia. Aun así, la información se conoció hasta en Moscú y los chinos aún se ríen.
Con respecto a la ronca, es difícil saber que es lo que hay. Papi quizás tiene buenas amigas en el trabajo, pero usualmente estas se identifican o van a verle con otra amiga, el esposo, o una prima (aunque a veces para disimular), y no se sientan en la cama del enfermito muy pierna arriba porque esto le puede producir una subida de presión arterial a papi. Aun así, yo diría que no te apresures y que esperes ya que en estos momentos papi está a mal traer y no podría, aunque quisiera, bailar merengue, perreo ni plenas.
Tú debes cuidarte ya que lidiar con un enfermo es estresante de por si y debes estar bien para ayudar a papi y prepararte para el Día de Acción de Gracias, mal denominado el Dia del Pavo.
Espero que papito se recupere, que su riñón comience a funcionar, y que en el futuro pueda hacer una vida normal con los dos riñoncitos cuidándose de excederse en el consumo del mofongo o chuletas saladas. Buena Suerte.
Tía Julia
Comentarios a los Sabios consejos de la Tía Julia. Me llamo Memo, vivo en New Britain y estoy enamorado de la alcaldesa, aunque mi esposa no lo sabe porque es muy celosa. Para el pasado 31 de octubre y noche de Halloween pensaba disfrazarme de árbol, pero mi esposa me disuadió despepitándome que ese disfraz era más ridículo que disfrazarme de Donald Trump con alas de angelito y que me podían mear los perros lo cual acarrea mala suerte. Gracias.