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Estimada Tía Julita:
Seré claro, conciso y transparente y para no caer en lamiera de ojo como otros de sus sobrinos, diré simplemente que La Voz Hispana de Connecticut como un medio de prensa, radio y video es sobresaliente. Las noticias son del momento y no se publican un mes después que pasó todo. ¿Me entiende?
Le estoy enviando este e-mail esperando que la variante que hace escante en Florida y Texas no la esté afectando a usted por esto de la edad y el paso inmutable e inalterable del tiempo. En esos estados y otros, los gobernadores que están chavados de la cabeza siguen con la cantaleta de “NO” a la mascarita ni al distanciamiento social usando la idea de “queremos la libertad para no usarla o vacunarnos y así morir de un modo heroico.”
¿Es esto lo que llaman un genocidio cuando afecta al pueblo, o quizás un llamado al suicidio?
Con su permiso tía y el de los editores, ¡qué mal rayo parta a los dos republicano Des Santis de Florida (que no es tan Santis) y al ridículo de Abbot de Texas que dice que se enfermó del Covis y que milagrosamente se mejoró como le pasó a trump, hummmmm!
Por esto de la crisis económica y cómo los inquilinos no nos pagan ahora renta, mi esposa Jacinta y yo nos hemos visto obligados a mudarnos con mi suegra que tiene 78 años a su departamentito de dos cuartitos dormitorios y un balconcito que da hacia la avenidita Grant.
Por el atraso en el pago de la renta de nuestros inquilinos que se extendió y la Pandemia, tuvimos que entregar un condito (condón pequeño) que era también nuestro porque no pudimos pagarle la dolorosa al banco, y los inquilinos que no nos pagan están en donde nosotros podríamos vivir. ¿Cómo la ve? Triste.
Donde residimos ahora se mudaron al piso de arriba donde hay dos departamentos, unas familias que fiestean todas las noches a pesar de las recomendaciones del gobernador Lamont de suspender eventos folclóricos, polladas, matrimonios, divorcios, bebederas y comelatas.
La fumadera de marihuana es además insoportable y esto ha afectado a nuestro gato Micifuz que ahora está excitado. Cuando fui a hablar de un modo amistoso con ellos me respondieron que la yerba es ahora legal en Connecticut y que gracias a la legislatura nadie les va a prohibir lo del humito. Me dijeron también que no llamara a la policía porque tenían unos amigos tan malos que en el Green les apodan los Talibanes.
Mi esposa se defiende bien trabajando en un restaurante donde van todavía clientes que dan buenas propinas, mientras que yo me defiendo en una compañía ecológica que limpia oficinas y baños en los edificios de downtown y en la cual por mi minuciosidad, esmero, pulcritud y puntualidad me nombraron pa’rápido como supervisor.
También mi distinguida esposa desea cuidar a su mai durante esta crisis y he descubierto que el vivir con ella desmiente lo que dicen por allí algunos tipos quienes hacen chistes infames acerca de las suegras. Uno de estos decía en la marqueta de Don Clotio que se iba a construir una casa redonda porque la suegra siempre andaba buscando un “rinconcito” para quedarse.
La señora Vita, mi suegra, me quiere mucho demasiado y hasta me llama Bebo, aunque yo me llamo Alberto, pero mis amigos a los que no veo desde hace años me apodaban “Potro.”
El problema es que mi suegra ve sus aburridas telenovelas tituladas “Por el amor a mi yegua Martina,” “El leproso enamorado,” o “Amor a primera vista en la Sala de Emergencias.”
Tía, no tenemos privacidad y eso limita nuestros encuentros con Jacinta bailando bachata en el matre, pero la necesidad tiene cara de hereje como decía Judas.
Como el departamentito tiene un balconcito, se me ocurrió la brillante idea de cubrir la parte delantera de la baranda con una alfombra vieja, instalamos allí un sofá antiguo donde dormía el gato, y entonces podemos solazarnos y yacer, pero ahora llueve mucho y durante las telenovelas tenemos que hacer las cosas carnales debajo de un paraguas.
Tía, a nombre de mi novia, le pido su ayuda inmediata para resolver este dilema y si sabe de alguien que nos alquile por seis meses un departamento/estudio por $300, avísenos al 860-345-8602.
Cuídese mucho porque de los buenos quedamos pocos y en mi caso, desprestigiado.
“Potro” González
Respuesta:
Mira Potro González,
Ya que se te olvidaron al comienzo de tu misiva virtual las palabras mágicas “por favor,” utilizadas por la gente educada, civil y respetuosa cuando se pide algo prestado o gratis. Te aconsejo que en el futuro dejes de mirarte el ombligo y seas más cortés, aunque alabo tu actitud positiva en lo referente a tu suegra a las que muchos injustamente detestan.
Esto de firmarte “Potro González,” le pareció al editor de este famoso semanario un intento tuyo de darte publicidad gratis y hacer comerciales con lo del matre. Aun así y pensando que lo que escribes es verosímil y probable, te respondo pa’ rápido advirtiéndote una cosa. Yo no soy una persona de la tercera edad como lo es tu suegra y quizás tu madre y tu abuela a las que Dios las bendiga y proteja. Estoy en la edad donde predomina la madurez, el claro discernimiento, la enjundia, la sabiduría, la lucidez y la cordura, así es que saca la cuenta y controla la lengua.
Lo que sucede es que, en este inusual, inusitado y desacostumbrado tiempo de crisis, todos nos estamos recién acostumbrando y habituando a situaciones antes no vividas en los Estados Unidos.
Como decía el filósofo mexicano Cipriano Baca de la Vega; hasta ahora nuestra nación tiene competencia militar y económica con China y Rusia pero solamente habíamos visto en el plasma las guerras en otros países y nos enterábamos en las noticias lo que sucedía con los virus en África, Asia, el Caribe o Sudamérica que en esto de bacterias y gérmenes nocivos se han sacado siempre los premiados con catástrofes epidemiológicas tales como el SARS, la malaria, y el Ébola.
Potro, nunca habíamos luchado en contra de un “enemigo invisible” en nuestras ciudades y metrópolis. Lo único parecido fue el bombardeo de las torres gemelas en Nueva York el 11 de septiembre del 2001 donde en un periodo de tres meses se triplicó la venta de Biblias.
En el libro de un profeta de Jalisco titulado “La Realidad Cruda,” se decía hace dos años que en el futuro estaríamos obligados a encerrarnos en túneles como las marmotas, pero yo creo que exagera mucho demasiado como pasa a veces con los pastores pentecostales.
Potro, he dicho todo lo anterior para poner vuestro problema en el contexto global y algunas consecuencias obvias durante esta emergencia que causa la falta de la privacidad, el no pago de rentas, el hacinamiento de personas en departamentos de dos cuartos alojando a dos familias con niños y que fuman marihuana, y la salida intempestiva, dramática y acelerada de soldados USA desde Afganistán.
Afortunadamente el gobierno del presidente Biden a diferencia del mentiroso que se fue, es una persona sensible que dice la pura verdad, no miente y está rodeado de expertos.
En este sentido, lo de vuestros problema en el balcón suena a mis oídos como un zumbido de moscas en algún os restaurantes de la Park en Hartford y pienso que por ahora es lo que hay.
Como ustedes hacen ruido en los instantes sublimes del acto, debieran acostumbrarse a hablar para adentro, hacer yoga o meditar.
Esto es lo que se me ocurre por el momento. Lo de los inquilinos que han abusado de las extensiones de no pago de renta está terminando y cientos de miles de ellos deberán buscar trabajos legales y no esperar los chequecitos gratis. Ahora les dejo pues tengo que responder otros e-milios urgentes acerca de los préstamos para comenzar nuevos negocios, beneficios de desempleo, problemas con el pago atrasado de alquileres y otras menudencias.
Cuiden a tu suegra, no hagan tanto ruido en el balconcito y ustedes no cojan catarros malos llevando actos carnales bajo la lluvia porque naturalmente sudarán y pueden coger catarros. Si son católicos vaticanos acuérdense del ayuno y la abstinencia. Nunca he escuchado que renten estudios por $300, pero estaré pendiente.
La Tía Julia que los quiere mucho.
Comentarios a los Consejos de la Tía Julia. Con mi esposa también pensamos que los Estados Unidos no debiera meterse nunca más en países de idiomas y costumbres desconocidas enviando para allá a estos pobres muchachos nuestros a combatir. En vez de gastar chavos en guerras imposibles de ganar de las que hablaba Gabriel García Marques en Cien Años de Soledad con la familia Buendía, que no se metan en mas préstamos para pagarle a los contratistas, fabricantes de armas e intérpretes y enfrentemos de un modo efectivo los problemas de por acá tales como las tormentas, la fatiga pandémica, tornados, huracanes, inundaciones, terremotos, incendios a granel y otras madres. Tito de New London. Gracias.