Adam Johnson cuyo nombre de guerra es “Kulote Kakitá,” de 36 años y que ha llegado desde Florida y se ha instalado en un motelito situado en las afueras de Washington D.C. ha recibido a través del Facebook dos mensajes en clave. En uno de ellos enviado a las 2 de la madrugada del martes 5 de enero por Jake Ángeles de 32 años con domicilio permanentemente en Arizona y apodado Vikingo Cornudo Alfa-3, le da instrucciones de concentrarse a las diez de la mañana del miércoles 6 de enero, Dia de Reyes, en “The Elipse,” parque aledaño a la Casa Blanca donde irían a usar y abusar de la palabra “Diábolo First” y “Dientes Tiger,” nombres en clave del presidente Donald John Trump y de Rudolph “Venado” Giuliani para iniciar el movimiento de insurgencia M.I.Zipper.
A las seis de la mañana del miércoles 6 de enero, Kulote Kakitá recibió una segunda notificación que traducida desde el sistema clave NazKK, le informa que él será el líder del grupo “A” que deberá avanzar hacia el Capitolio a las 13 horas portando una bandera confederada que seguirán integrantes de la fuerza Delta que incluía a viejitos Kukluanos, jóvenes despistados neonazis y gente a la que se le dirá que se les ha invitado a conocer el palacio del Capitolio y les están esperando con entremeses y bebidas.
Richard “Bigo” Barnett de 60 inviernos con domicilio en Arkansas, tiene un misión muy importante cual es la coordinación cronometrada del avance del grupo “B” integrado por seguidores de Trump con experiencia militar y expertos en escalar edificios y efectuar robos con escalamiento. Entre ellos destacan nombres tales como Derrick Evans de 35 años con residencia en West Virginia y Rick Fuentes, un Neonazi de 22, con domicilio habitual en Illinois a quienes los que le conocen le apodan el Craqueado Ultra por su tendencia a torturar gallinas.
“You will attack the Capitolio Building at 14:15,” expresa Bigo de un modo terminante en el mensaje que llega también a Tim “Baked Alaska” Glonet de 33, amigo íntimo de la Sarah Palín a quien ella apoda Papito Rico. Este grupo “B” está integrado por otros veteranos de la Fuerza aérea entre ellos Ashly Rabbitt de 35 quien, por su adiestramiento militar y su experiencia en guerras, tiene la misión de atacar a los senadores y secuestrar a punta de pistola al vicepresidente Pence, apoyada por cuatro pistoleros.
De este modo, el grupo “A” caratulado de “diversión táctica” había avanzado hacia la entrada del palacio del Capitolio donde uno de sus portavoces pregunta a un miembro de la policía si podría tener la bondad de indicarles donde está la oficina de la señora Nancy Pelosi y de la muchacha Alexandria Ocasio-Cortez porque desean cantarle unas canciones con motivo del Dia de los Tres Reyes.
El guardia con cortesía les habría dicho; “Oh! Entren, sigan derecho por el pasillo y cuando vean un cuadro de Ronald Reagan tomen una profunda derecha. La oficina de la señora Pelosi está localizada a la izquierda. No hay donde perderse. La oficina de la señora Ocasio y de la escuadra está situada al final del pasillo largo, pero si no la encuentran, pregúntenle al guardia Mr. Brown. Si como no, pueden sacarse fotografías para el recuerdo,” le dijo dándoles la pasada.
Una vez que unos 300 integrantes de la unidad táctica Divertus habían copado los pasillos, se había iniciado el ascenso de los comando de la Unidad “B” quien con cuerdas y ganchos de alpinistas trepan como monitos por las paredes avivados y reconocidos por la turba que les grita “Adelante patriotas, métanles mano.”
La tarea de los alpinistas no era fácil porque a sus espaldas traían ametralladoras, pistolas, manoplas, ganchos, cimitarras, granadas de mano, cuchillos, navajas, machetes, bayonetas, dagas y hachas. “Era un trabajo intenso el de estos valientes porque subir por una soga no es fácil dijo el loco Méndez que con su novia miraba en estado de éxtasis los pormenores del asalto, la gritería y el despliegue de banderas.
Mientras tanto policías a los que no se le escapaban las tortugas y no eran simpatizantes del General en Jefe de la Movida Donald John Trump; iniciaban un valiente contrataque a patadas y trompazos, recibiendo los golpes de los invasores del grupo táctico Divertus que cogían y robaban también objetos de valor y se sacaban fotos para mandárselas a sus novias o a la mai. Uno de los valientes defensores de la democracia recibió un golpe en la cabeza con un pesado extinguidor.
En medio del barullo, el olor a gases lacrimógenos, alboroto y desbarajuste, Roxanne Boyland de 34 otoños de Kennesaw, Georgia y perteneciente al grupo “A,” fue empujada al suelo en las gradas de entrada al Capitolio y feneció triturada por las botas herradas de los invasores. Por su parte Kevin Greeson de 55 y fanático del General en Jefe de la Revuelta, Donal Trump; se emocionó mucho al sentirse importante y sufrió un ataque cardiaco fulminante que le envió a otra dimensión.
“Es que todo era emocionante y este patriota Benjamín Phillips de medio siglo de edad de Ringtown, Pensilvania, sufrió un stroke mientras cantaba un himno de los Neonazis llamado Lily Marlene.
“Han muerto por la libertad de no usar mascarillas, vacunarse y apoyar al líder que nos dio la arenga. Sus nombre quedan desde ya escritos en la página policial y en los registros del FBI. ¡Valientes soldados de la Insurrección! dijo un sujeto llamado Katrullo Bazoffia Culebrinni que dijo escribiría un libro acerca de esta jornada épica titulado “Mi Lucha Volumen III.”
Según informarían las autoridades, los invasores no esperaban la acción decidida de los muchachos del servicio secreto y de varios congresistas tanto republicanos como demócratas con experiencia militar o en buen estado físico, que lograron bloquear provisoriamente las puertas de la sala del Senado y del Congreso con escritorios, sillas y estatuas impidiendo la entrada de la horda y dando tiempo al desalojo y protección de los legisladores.
Desde afuera, los terroristas empujaban y disparaban, pero el servicio secreto respondió a la balacera siendo herida de muerte Ashli Babbit. La caída al piso de esta mujer bañada en sangre produjo un tremendo impacto psicológico en los asaltantes quienes creían que sus maniobras de secuestro y acorralamiento de congresistas y senadores sería un cascarita de coco y Trump seria colocado en el gobierno por cuatro años más a como diera lugar.
Para Adam Johnson este no fue un sueño heroico, homérico y épico y ya le sacaron, como a los otros, una foto gratis con un numerito y deberá enfrentar a la justicia.
(Ga colaborado con esta narración especial para La Voz, Fulgencio Perrera Vallinez PhD)