El 10 de diciembre de 1948 y a tres años de finalizada la segunda guerra mundial que costó millones de vidas de soldados y civiles además de otros seis millones de víctimas del fatídico Holocausto que afectó a la población judía de Europa; 58 países representados de las Naciones Unidas se reunieron en el Palais de Chaillot en Paris, Francia, para votar a favor de los 30 artículos propuestos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Después del conflicto bélico provocado por la funesta ideología expansionista nacional socialista alemana del dictador Adolfo Hitler, el ímpetu de una bárbara expansión territorial del imperio japonés y el deseo de la Italia fascista de Mussolini de imitar a la Alemania Nazi recobrando lo que fuera el Imperio Romano; los países se reunieron y establecieron los derechos fundamentales para asegurar la vida y bienestar de los habitantes del planeta.
De los 58 países, 48 embajadores votaron a favor, nueve votaron en contra, ocho se abstuvieron, y dos no votaron.
Este importante documento que idealmente brindaría la base de la paz entre las naciones del planeta continúa y continuará siendo violado en el siglo XXI por naciones que no están de acuerdo con proveer una permanente armonía internacional.
Y es cuestión de recordar la guerra de Vietnam en la que se involucró nuestro país en este conflicto bélico en tierras foráneas impulsado y promovido por los republicanos Richard Nixon y Henry Kissinger, este último calificado como un criminal de guerra quien, a pesar de las violaciones a los derechos de los habitantes de Vietnam, Laos y Cambodia de vivir en paz, se le concedió en 1975 el Premio Nobel de la Paz.
Este sujeto murió pacíficamente en su lecho a los 100 años en el pueblo de Kent en Connecticut a pesar de todas sus deleznables maquinaciones internacionales.
Aún los veteranos de guerra estadounidenses recuerdan las atrocidades cometidas en las naciones de Vietnam, Laos y Cambodia cuyos campos y ciudades fueron bombardeadas con napalm y masacrados por las invasiones de jóvenes estadounidenses reclutados por conscripción y trasformados en individuos que de acuerdo al lema de los organismos militares de nuestro país era y es “Nuestro Negocio es Matar.”
Ya a 75 años de la Declaración que postula el derecho a nacionalidad, derecho a una democracia, el derecho a la libertad en el mundo, entre otras cláusulas, en la actualidad observamos con preocupación la invasión a Ucrania, inspirada por Vladimir Putin, el sátrapa de la ex Rusia Soviética, y la acción criminal de Benjamín Netanyahu, otro dictador que impuso un sistema de discriminación racial y territorial en contra de la nación Palestina y que actualmente se ha convertido también en un Criminal de Guerra.
Con acciones supuestamente guiadas por Dios persiste diariamente un bombardeo arbitrario en lo que queda de aquello que fue originalmente el territorio Palestino donde han muerto en bombardeos indiscriminados aproximadamente 18,000 mujeres, niños, adultos, adultos mayores, cachorritos y soldados de Hamas.
La celebración y homenaje a los 75 años de la declaración de los Derechos Humanos está en este 2023 envuelta en pena y angustia frente a las fatídicas violaciones que muchas naciones, entre ellas Chile y Argentina han sufrido a través de los años.
Es bueno recordar algunos de los derechos humanos actualmente violados de un modo consistente en Afganistán, Siria, en naciones africanas y Gaza ante la mirada de todo el mundo que tienen a su alcance las imágenes transmitidas por los modernos sistemas de comunicación social que reportean diariamente las macabras acciones diarias de exterminio.
El sector sionista de la nación israelita con su diabólico líder Natanyahu y Rusia con el nefasto envenenador y criminal de guerra Vladimir Putin, están violando los siguientes artículos de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Artículo número 5. La prohibición de la tortura y el trato inhumano de personas y civiles en casos de encuentros bélicos.
Artículo número 9. El derecho a una detención por parte de fuerzas policiales legales de aquellas personas opositoras a regímenes y en las que se comunique bajo debido proceso a los abogados de la defensa y familiares, el lugar de arresto.
Artículo número 14. El derecho al asilo político en caso de personas perseguidas en sus países de origen.
Artículo número 15. Derecho a una nacionalidad, cuestión que el sionismo israelita niega a la nación Palestina.
Artículo número 17. El derecho a tener una propiedad que sea respetada y protegida. En la actualidad en Gaza, los bombardeos están transformando pueblos, ciudades y viviendas en horribles sitios demolidos e inhabitables bajo los cuales están los miles de cadáveres que no se han podido recuperar creando así adversas condiciones para el surgimiento de epidemias por insalubridad, contaminación del agua, y ausencia de alimentos frescos
Artículo número 20. El importante derecho de los ciudadanos a reunirse sin ser perseguidos, envenenados o amenazados.
Artículo número 21. El derecho universal a un sistema de gobierno democrático donde se pueda ejercer la libertad de elegir y ser elegido en forma libre a través del voto secreto sin coerción, pillerías ni amenazas.
Artículo número 26. El derecho a la educación del cual se está privando a países como Gaza, destruidos por la guerra donde escuelas, hospitales y centro de reunión han sido demolidos.
Artículo número 28. El derecho a la libertad en el mundo.
Articulo número 30. A los seres humanos y ciudadanos no se les puede privar de estos derechos básicos para su sobrevivencia.
Sin embargo, dentro de las violaciones a esta Declaración hay luces de esperanza gracias a las protestas y denuncias.
Este pasado martes 12 de diciembre a las cinco de la tarde y pesar del frío de esta temporada, casi cien personas se reunieron en la esquina de la avenida Farmington y la calle North bajo el lema “judíos apoyando la Libertad de los Palestinos.” Los manifestantes también llevaban carteles con la consigna “Cese del Fuego en Gaza” que ha sido también el lema en pasadas demostraciones.
Por otra parte, manifestantes de la religión judía llevaron a cabo la tradicional ceremonia de Hanukkah dedicada al cese inmediato del fuego en Gaza en Israel. Eventos similares se han llevado a cabo en colegios universitarios y en peticiones en ceremonias eclesiásticas de otras religiones judías y cristianas.