Por Thomas Breen
Fortalecidos por las historias personales y los mensajes políticos, más de dos docenas de defensores de la vivienda asequible hicieron su última petición al gobierno de la ciudad, para que invierta decenas de millones de dólares de la ayuda federal para la pandemia en más, mejores y alojamientos más baratos.
Esta petición la hicieron el lunes por la noche durante la última reunión de la Comisión de Finanzas de la Junta Municipal, que se celebró en persona en la Sala de Concejales de la segunda planta del Ayuntamiento.
La reunión del lunes por la noche fue la tercera y última audiencia del comité dedicada al plan de gastos propuesto por el alcalde Justin Elicker, para la ayuda a la pandemia que la ciudad está recibiendo a través de la Ley federal del American Rescue Plan Act (ARPA).
Esta propuesta de 53 millones de dólares, que el alcalde y altos funcionarios de la ciudad anunciaron en enero, representa el mayor plan de gastos que la Administración Elicker ha presentado hasta la fecha, para los 115 millones de dólares de ayuda ARPA que recibirá la ciudad.
Los concejales de la comisión, no deliberaron ni votaron la propuesta del alcalde de 53 millones de dólares antes de cerrar la audiencia pública y levantar la sesión del lunes.
Como explicó el presidente del Comité de Finanzas y concejal de Westville, Adam Marchand, ese voto en contra permitirá al pleno de la Junta Municipal, debatir, proponer enmiendas y realizar una votación final en su próxima reunión del 1 de agosto. Al igual que en las dos reuniones anteriores de la Comisión de Finanzas sobre esta propuesta, en la audiencia pública del lunes la vivienda asequible se convirtió en punto de interés para las 31 personas que testificaron ante los regidores.
Casi todos quienes intervinieron elogiaron los 14 millones de dólares propuestos por la Administración Elicker para invertir en ayudas al pago inicial, subvenciones al alquiler, fomento de la propiedad de la vivienda, compra de inmuebles deteriorados y otros programas relacionados con la vivienda.
Casi todos criticaron al alcalde y a su equipo por no haber hecho lo suficiente en la asignación de fondos federales, únicos en su género, para una crisis de accesibilidad cada vez más grave.
“Cada vez nos sentimos con más fuerza para calificar esto como un fracaso político” dijo Camila Guiza Chavez, una de las organizadoras de Sisters in Diaspora Collective , un grupo de mujeres inmigrantes y refugiadas locales, que ha pedido a la ciudad que gaste 62,5 millones de dólares de la ARPA en programas de vivienda.
“No es natural que se produzca una crisis de la vivienda de este tipo. Se necesitan alternativas y habrá que tomar decisiones valientes para superarla. Les pedimos que nos apoyen”, dijo.
Will Viederman, director de política de vivienda de la autoridad de vivienda pública de la ciudad, dijo que el problema fundamental de las propuestas de la Administración Elicker, que repartiría 53 millones de dólares en una amalgama de viviendas, educación técnica profesional, participación juvenil, apoyo a las empresas e iniciativas de resiliencia climática, “es lo pequeño que será su impacto palpable”.
O sea: muy poco dinero en muchos valiosos programas. “$10 millones no es suficiente para financiar esos programas”, dijo acerca de la propuesta del alcalde; “I’m Home Initiative”. “La pregunta seria dentro de 10 años ¿veremos impactos sustanciales y duraderos de estas inversiones, “o nos preguntaremos ¿adónde fue a parar el dinero?
Los funcionarios de la administración de Elicker argumentan que la ciudad se enfrenta a muchas necesidades urgentes y, por lo tanto, tiene sentido utilizar el dinero para atender más necesidades. Además, consideran que usar estos fondos para sembrar ideas puede significar producir más dinero en el futuro.
Si el plan del alcalde de 53 millones de dólares es aprobado por el pleno de la Junta Municipal, a la ciudad le quedarían alrededor de 19,5 millones de dólares en ayudas ARPA, que deberían asignarse totalmente a finales de 2024 y gastarse a finales de 2026.
“La Vivienda es un derecho”
La mayoría de quienes intervinieron en la audiencia, hablaron de sus propias experiencias en la lucha por conseguir un lugar seguro, asequible y conveniente para vivir, y defendieron el aumento de las inversiones en vivienda financiadas por ARPA.
Melissa Chambers dijo que recientemente, a su pesar, compró una casa en Meriden después de no poder comprar algo en New Haven, la ciudad donde creció y a la que todavía llama hogar.
“Digo a mi pesar” por sentirme obligada a irme de la ciudad que amo,” dijo. “Queria comprar una casa en la ciudad donde fui a la escuela, donde hice amistades de toda la vida, y donde mis padres tenían una casa en Sylvan Avenue”.
Pero no pudo enfrentar a la subida de los precios de la vivienda y tampoco competir con los grandes propietarios respaldados por el capital privado, llenos de dinero y en constante expansión.
Ella dijo, “tengo 10 amistades que se mudaron a ciudades cercanas, por lo caro que es una vivienda en New Haven”. Pido a la junta que aporte la mayor cantidad de dinero posible a la I’m Home Initiative y al programa Land Bank, para conservar a sus fieles y leales ciudadanos”.
Dina Tareq habló de su llegada a New Haven desde Irak con su familia en 2014. No siempre se sienten seguros donde viven ahora, dijo, pero “si quisiéramos mudarnos a un lugar seguro, sería imposible porque no podemos pagarlo”. La Sra. Kolman dijo que su familia lleva siete añossolicitando para el programa de subsidios de alquiler Sección 8, pero que hasta ahora no han conseguido nada.
Sarah Giovanniello habló de los aumentos de alquiler del 30% que ella y sus vecinos de Blake Street tuvieron que afrontar a principios de este año, cuando una filial del megapropietario Ocean Management compró su complejo de apartamentos. Hasta ahora el propietario no ha propuesto aumento del alquiler, luego que Giovanniello formaron una asociación de inquilinos. Pero siempre existe el temor del aumento de alquiler.
“Somos un variado grupo diverso de personas de clase media con buenos trabajos”, dijo. “No podemos pagar un aumento del 30 por ciento y tampoco tenemos dinero para mudarnos. Tenemos una crisis de vivienda y el gobierno de la ciudad tiene que enfrentar esa crisis inmediatamente”. Reclamó una “inversión histórica” en programas de vivienda asequible, así como mayores esfuerzos para “responsabilizar a los propietarios”.
Y Javier Gonzales describió cómo su familia los últimos siete años en New Haven, ha tenido que elegir entre “pagar para calefacción y el alquiler”. Evidentemente, tuvimos que quedarnos con el alquiler”, dijo. Pero “pasamos un par de inviernos difíciles”.
Esta es una oportunidad única que tiene New Haven con esta ayuda federal de ARPA, dijo. Es la oportunidad para invertir de forma verdaderamente transformadora en viviendas asequibles”.
Norm Clement, que trabaja en el centro de acogida del comedor nocturno del centro de la ciudad, dijo que había aumentado el número de personas que acudían a comer, refugiarse y “protegerseun poco de los elementos”.
“Lo que estoy viendo es que cada vez vienen más personas de más de 65 años que no tienen vivienda”. Es desgarrador, dijo. “¿Te imaginas tener 65 años y no tener un lugar donde vivir? ¿No tener un techo?”
“Para salir adelante”, continuó, “tenemos que destinar todo el dinero posible a viviendas asequibles y seguras para nuestros ciudadanos”.
Rebecca Corbett, comisionada de City Affordable Housing dijo estar de acuerdo. Corbett describió cómo fue desalojada de su casa cuando era una joven madre y cómo durmió en moteles antes de que su vida cambiara cuando consiguió un trabajo sindical en Yale.
“Cuando hay escasez de buenos empleos y la vivienda se pone tan cara, las familias llegan al borde del desalojo y la falta de vivienda, dijo. “Dicho sencillamente, no hay suficientes viviendas asequibles en nuestra ciudad para satisfacer la demanda”. La ciudad debe utilizar todos los fondos ARPA disponibles para enfrentar esta situación”.
Hacia el final de la noche, King Manns, residente de la avenida Sheffield expresó: “Estoy cansado de mover a mi familia de un sitio para otro”. “He pasado por esto y no deseo volverlo a vivir. Cuando la gente tiene que gastar todo su dinero en el alquiler y el pago de la luz, puede hasta morir de hambre. Estos cambios me han afectado emocionalmente. Mi familia ha sido desmembrada por esta situación. Es injusto”.
Esta inyección de ayuda federal, concluyó Manns, da a New Haven “la oportunidad de ofrecer una vida activa a todos los niños, empezando por una vivienda asequible”. Estos fondos son un paso en la dirección correcta, y exhorto a la Junta a prestar todo el apoyo posible a la vivienda asequible”.