Por Nora Grace-Flood
Víctimas de tiroteos y sus familias podrán recibir cheques de hasta mil dólares por persona, gracias a un programa ampliado de entregas de dinero en efectivo a cargo de los hospitales, destinado a ayudar a las víctimas de abusos en las relaciones personales y frenar el ciclo general de violencia social.
Esta es la última iniciativa de un número de programas de transferencias monetarias directas e incondicionales que está surgiendo en New Haven.
Mediante esta iniciativa se suministran tarjetas Mastercard de prepago a los clientes del Programa Hospitalario de Intervención contra la Violencia (HVIP) del Hospital Yale New Haven.
Cada pago único en metálico ascenderá a 500 dólares para las víctimas de violencia interpersonal y a 1.000 dólares para los familiares de las víctimas de homicidio.
“Se trata de algo nuevo a nivel nacional”, afirma James Dodington, director médico del Centro de Prevención de Lesiones y Violencia del Hospital Yale New Haven. “Sabemos que 500 dólares no es mucho, pero de lo que se trata es de ayudar en situaciones de crisis”.
Dodington es una de las personas encargadas de la aplicación del programa piloto, que comenzó oficialmente en febrero y se prolongará hasta enero del año próximo.
Un fondo de 75.000 dólares recaudados de forma privada por la organización sin fines de lucro 4 CT, una de las organizaciones que recientemente puso en marcha un programa de ingresos durante un año para personas excarceladas, significa que más de 100 personas afectadas por la violencia interpersonal en Greater New Haven tendrán acceso a esa única ayuda.
Los HVIP son un modelo nacional que ofrece atención médica secundaria a las personas que ingresan en el hospital por sufrir actos de violencia.
A través de los HVIP, los pacientes que reciben atención inmediata por lesiones físicas reciben además servicios de salud mental, ayuda para la vivienda, cuidado infantil, transporte y planificación para su seguridad, entre otros servicios integrales.
Dodington explica que anualmente se inscriben en el HVIP de Yale unos 100 pacientes. La mayoría son sobrevivientes de violencia armada.
Otros son víctimas de violencia de pareja, agresión sexual, trata de seres humanos u otros actos de violencia interpersonal.
Kyle Fischer, director de políticas de The Health Alliance for Violence Intervention, organización que supervisa y promueve las VPH en todo el país, elogió el inicio de la prueba piloto.
“Sabemos que para combatir la violencia en nuestras comunidades es necesario empoderar a los más afectados, promoviendo un cambio positivo para los pacientes de Connecticut” escribió el viernes en un comunicado de prensa.
El modelo “ sin obligaciones “ permite a los beneficiarios gastar el dinero como quieran.
Según Dodington, el dinero a menudo se utiliza para comer o vestirse.
Otros utilizan el dinero para comprar medicamentos que de otro modo no podrían adquirir.
El Hospital Yale New Haven financió anteriormente el programa HVIP para entregar a los pacientes unos 250 dólares, para ayudarles a cubrir sus gastos inmediatos al salir de rehabilitación.
La participación de 4-CT significa que el HVIP puede duplicar o, en algunos casos, cuadruplicar la cantidad de dinero destinada a los pacientes. 1.000 dólares estarán a disposición de las familias que hayan perdido a un familiar por la violencia armada para, por ejemplo, cubrir gastos funerarios.
A diferencia de otros programas de asistencia monetaria, como el programa piloto de reinserción de 4 CT, que asisten a pequeños grupos de personas con aportaciones periódicas de dinero en metálico durante un largo período de tiempo, este nuevo programa piloto proporcionará a una población más amplia una ayuda única con el objetivo subyacente de reducir la violencia cíclica que asola a comunidades de todo el país, incluida New Haven.
El comunicado de prensa del viernes lamenta el aumento de las víctimas de homicidio por arma de fuego en Connecticut, de 137 en 2018 – 2019 a 241 en 2020 – 2021, particularmente entre los residentes negros e hispanos, una estadística proporcionada por el Department of Public Health.
“Las víctimas de la violencia no sólo sufren lesiones físicas, sino también trastornos psicológicos y emocionales asociados al estrés postraumático, la depresión y el consumo de sustancias.
Muchas víctimas de violencia sufren repetidas veces y, en los entornos urbanos, investigadores calculan que hasta el 41% de los pacientes tratados por lesiones violentas vuelven a sufrirlas en un plazo de cinco años, lo que supone un coste considerable tanto para los sistemas sanitarios como para las comunidades.
Es más, Everytown for Gun Safety informa de que los homicidios en EE.UU. suponen un coste de 280.000 millones de dólares para los contribuyentes, los supervivientes, las familias, las empresas y las comunidades”.
Los 75.000 dólares se destinarán directamente a los participantes en el programa piloto, declaró Dodington. La Universidad de Yale también financia una investigación que analizará la aplicación del programa y sus resultados.
Por ejemplo, los clientes responderán a cuestionarios en los que se les preguntará por su nivel de estrés antes y después de recibir la ayuda monetaria.
Según Dodington, los trabajadores sociales empleados por HPIV ya han expresado un aumento de sus niveles de empoderamiento desde que recibieron nuevos recursos para ayudar a los clientes que viven una tragedia.
Dodington también dijo que más personas ya se están inscribiendo en HPIV tras los anuncios y artículos de prensa sobre el programa piloto.
En otras palabras, la necesidad de dinero de los ciudadanos, les lleva a solicitar la ayuda de HPIV, lo que a su vez, les pone en contacto con otros recursos, como ayuda para la vivienda y salud mental.
A juicio de Dodington, la ayuda monetaria no solo ayuda a la gente a actuar en momentos de necesidad, sino que proporciona a más personas un servicio intensivo de asistencia social.
“Eso puede tener repercusiones importantes en la reducción de otras lesiones”, dijo, “así como en la ruptura de ciclos de violencia, como en el caso de familias: se pueden ofrecer servicios que tengan efectos derivados para alguien como un hermano pequeño que vive en la misma casa”.