“Recuerda que el año nuevo, no trae nada nuevo, si no haces nada nuevo”
Los gimnasios están llenos, los presupuestos están listos, las dietas han iniciado, la lista de libros por leer se ha preparado, las bases para emprender un nuevo negocio se están preparando… Un nuevo año que iniciamos todos con ilusiones, compromisos, metas, buenos deseos y propósitos. Cada uno dentro de sus distintos ámbitos y, sobre todo, en su entorno de vida cotidiano, tendrá diversas cosas que ha anhelado y que espera poder hacer realidad en este nuevo año.
Una nueva carrera universitaria o posgrado, una aventura empresarial o laboral nueva, una nueva relación o un compromiso distinto con la existente; todo por supuesto, en función de mejorar, un plan de ejercicios nuevo, una ambición de ahorrar para poder adquirir un bien adicional, una casa, un carro, un viaje; estos y tantos otros propósitos que nos hacemos al iniciar el año. Todo forma parte de nuestros anhelos; cuyo propósito nos hace sentirnos mejor, frescos, fortalecidos, ilusionados en estos primeros días de enero.
Una primera regla es planear lo que queremos hacer en un momento de pausa, con tranquilidad e involucrar en ello a nuestras mejores relaciones, cónyuge, hijos, amigos y personas que pueden ayudarnos a cumplir dichos propósitos. El comprometerse con nuestro entorno a cumplir una meta, ayuda a soportar el viaje, la parte más difícil para lograr un nuevo objetivo personal, laboral o empresarial es no caer presa del miedo, del temor o del aburrimiento, que significa enfocarse en lo que hacemos.
El secreto del éxito para cumplir con nuestros propósitos no está en dar pasos acelerados o saltar alto, es el compromiso cotidiano con nuestras metas lo que nos lleva a lograr lo que parece imposible. Enfocarse y concentrarse es lo más importante, con el tiempo el éxito en lo pequeño nos da mejor resultado, sabiendo que el año tiene 365 días y que es, el vivir uno a uno, lo que hace la diferencia.
La rendición de cuentas apropiada y a tiempo es otro factor importante asociado al éxito. Mucho depende de lo que queramos hacer, pero si queremos cambiar una conducta o un hábito o tener un resultado en ahorro, estudio o relación personal; el secreto es valorar apropiadamente ¿dónde estamos?, definir una meta clara y medir, de forma consistente, nuestros resultados. Lo que no se mide y valora, es muy difícil de mejorar.
La medición de tus metas o de tus propósitos es la mejor forma de darle seguimiento a eso que anhelas cumplir. Es el resultado de poco a poco, día a día, lo que genera los recursos y hace que muchos, que parece no pueden darse ese gustillo, lo puedan hacer.
Tenemos solamente 24 horas al día, por lo que debemos administrar nuestro tiempo, dinero y energías. Sacrificar algo a cambio de obtener lo que nos propusimos es fundamental para saber valorar nuestros logros. Si quiero triunfar en la vida, debo aprender a definir mis metas y, sobre todo, aprender a aceptar el sacrificio que significa lograrlo. Así las cosas, la mejor forma de administrar el tiempo, el dinero y en general, nuestros recursos, es planificar y administrar correctamente los mismos.
Un presupuesto anual, mensual y semanal de nuestro tiempo y recursos es necesario antes de enfrentar el año y los propósitos que nos hacemos. El que logra algo con poco, seguramente podrá lograrlo con mucho.
Y si te caes, pues ponte de pie y continúa. Levantarse después de una caída y continuar caminando hace que la vida valga la pena. Por eso, propongo doblar el esfuerzo, el compromiso, la pasión en cada cosa que se haga. Que se celebre los logros, por pequeños que estos sean, y que se aprenda de los tropiezos. Que se tracen pequeños objetivos para ir cumpliendo. Y hay que felicitarnos por haber llegado hasta dónde hemos llegado hoy, a pesar de lo duro que ha sido el camino y de las montañas que todavía nos quedan por escalar. Porque de eso se trata. De escalar, de esforzarse, de superarse y de sentirse satisfecho cada día con lo que hemos avanzado.
Recuerda entonces presupuestar tus propósitos de forma realista y clara, sin excesos. El resultado no depende de cuánto gastes o qué tan grandes son tus recursos; nunca olvides que nuestro principal recurso es el tiempo, veinticuatro horas al día, todos tenemos ese regalo de Dios, que, si lo administramos bien, seguramente estaremos listos para lograr alcanzar nuestros sueños, aunque parecieran ser tan lejanos en el horizonte.
En lo personal, deseo que tus metas se cumplan una a una, que Dios te bendiga y conceda los anhelos de tu corazón para este nuevo año 2024.